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Carta a mis hermanas más jóvenes 1

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Para mí, el problema más difícil ha sido entender, con el cuerpo todo, que no existen los espacios de pares. El problema ha sido alcanzar a comprender que el mundo social, organizado en torno a relaciones mercantiles, a procesos ampliados de acumulación de capital de raigambre heteronormada y colonial, envueltos en múltiples formatos de administración tecnocrática y control estatal que organizan el drenaje continuo de fuerza vital colectiva e individual y de la riqueza material que sostiene la vida humana y no humana; contiene dentro de sí una rígida y persistente jerarquía de lo masculino dominante que es consustancial a reiteradas prácticas de expropiación, tutela y control que se imponen a través de la violencia. Dentro de esa trama inmensa de interdependencia, habitamos -ensambladas de manera jerarquizada- seres humanas con cuerpo de mujer, seres humanes con cuerpos feminizados y disidentes, además de seres humanos con cuerpo de varón. No existen pues, los espacios de pares. No existen y hay que crearlos y ése es un gigantesco problema doble. La duplicidad se exhibe a través del siguiente desdoblamiento: por un lado, no existen los espacios de pares entre los varones y las mujeres y otros cuerpos feminizados y, por otro, no existen tampoco los espacios de pares

Cambiar El Mundo Desde Arriba

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Desde Venezuela hasta Argentina, pasando por Brasil, Bolivia y Ecuador, Machado y Zibechi desbrozan lo que quizás es el núcleo de debilidad, contradicción y límite de aquellos gobiernos: su concepción sobre el cambio social, su horizonte de transformación, en especial, su ejercicio del poder estatal. En suma, el Estado y sus límites emancipatorios.

Cartas a mis hermanas más jóvenes 2. Amistad política entre mujeres

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Sostenemos nuestra existencia a través de los vínculos que somos capaces de generar y cultivar entre nosotras; lo hacemos, simultáneamente ensambladas a la estructura patriarcal-capitalista y heteronormada de herencia colonial y regenerando vínculos que una y otra vez desbordan lo prescrito por tal ensamblaje que nos precede, aunque siendo limitadas por tal estructura. Además de los vínculos más inmediatos que somos capaces de cultivar y generar como soporte de nuestra existencia inmediata, colectiva e individual, más allá del ensamblaje pre-determinado; en ocasiones, somos también capaces de conectarnos entre distintas más allá de lo inmediato y logramos expandir tales conexiones.

Desbordes Desde Abajo

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La revolución de 1968 no triunfó, pero lo cambio todo: esta sería en síntesis, la propuesta de la revolución de 1968 desde América Latina de Raúl Zibechi, libro que nos invita a reflexionar sobre el momento actual. La insoportable trama capitalista financiera de la separación individualista de los seres humanos para poderlos explotar con su anuencia y las resistencias y los proyectos contra el modelo que vienen desde abajo. Para llegar a semejante síntesis, Raúl revisa el ciclo de luchas que en Nuestramérica abarcó el período que corre de 1959 a 1973, es decir, de la revolución cubana al golpe de estado de Pinochet en Chile. Y se adentra en una historia más larga, la de las propuestas feministas, que se revolucionan en las décadas de 1960 y 70, y las resistencias populares a la opresión colonialista y capitalista, fundamentalmente indígenas, contra el patriarcado como forma de opresión y de la expoliación de los bienes  materiales como violencia sistemática contra los territorios de vida.

Migración Cero

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Migración cero es la apuesta global, una apuesta que se regenera cada tanto. No es la primera vez que el derecho internacional se aboca, mediante los organismos internacionales, a dar cuenta y soluciones globales a los problemas que orillan a las personas a migrar, pero es el mismo derecho internacional, con sus instituciones, el que cede a las presiones de la soberanía en momentos determinados, como lo evidenció el cierre de fronteras en prácticamente todo el mundo debido a la pandemia de Covid-19.

Tiempos de Colapso

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¿Por qué no hemos sido capaces de comprender y de aceptar que el sistema, en su fase financiera y extractiva, consiste en acumulación por despojo o cuarta guerra mundial, que destruye, aniquila personas, pueblos y medio ambiente? ¿Por qué nos empeñamos en creer que el capitalismo no había mutado, militarizándose, y que podíamos cambiar el mundo cómodamente, consumiendo y votando cada cuatro años?
Estas preguntas no están dirigidas a cualquiera, sino a quienes estamos empeñados en hacer algo para mejorar las cosas, para cambiar-se ellos y ellas, cambiando el mundo.

Creo que las ideas y las actitudes surgen de la práctica, en nuestro caso del vínculo y la interacción con colectivos empeñados en frenar esta deriva que nos lleva al colapso civilizatorio y a la destrucción del planeta. En última instancia, es el trabajo común lo que nos ha permitido comprender que para una parte de la humanidad el colapso no es el futuro, sino que ya era el ominoso presente mucho antes de la llegada de la pandemia.
La situación que estamos viviendo debería ser una cura de humildad. Ante el planeta, ante los seres vivos y sobre todo ante nuestros semejantes.
Raúl Zibechi