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Por Gizella Garciarena

Mandato y autodeterminación es un libro que cobijamos con mucho cariño desde Bajo Tierra Ediciones. Desde sus inicios, nuestra editorial ha querido ser un puente entre experiencias y un recurso para quienes luchan, sueñan y construyen.

Así, el texto de Diego Castro se suma a algunas discusiones que hemos venido dando y publicando relacionadas con la conformación de procesos autonómicos y de autodeterminación de pueblos, comunidades y movimientos, y la producción de formas políticas comunitarias no estadocéntricas, así como con debates en torno al progresismo.

Castro parte de dos experiencias de lucha que tuvieron lugar en Uruguay —el Congreso del Pueblo en 1965 y las luchas contra la privatización del agua en 2004— pero su análisis trasciende el ámbito uruguayo y da claves muy útiles para pensar la transformación social y la emancipación hoy.

Un primer elemento a resaltar tiene que ver con la propia metodología de revisita empleada para escribir Mandato y autodeterminación. El autor revisita las luchas del pasado con preguntas del presente y, sobre todo, revisita lo que nombra como la “historia de los vencidos al interior de los vencidos”.

Destaca que incluso entre los vencidos hay vencedores, aquellos que narran su historia desde una visión política dominante, que ordena de cierta manera lo sucedido, ocultando —muchas veces negando— la riqueza de las discusiones que tuvieron lugar en los momentos de lucha, en especial, el aspecto de autodeterminación presente en ciertas luchas del pasado.

Partiendo de Walter Benjamin, analiza la historia de estas luchas haciéndolo con una variante propia, “pelo por pelo”. Establece un diálogo entre las luchas sindicales de los setenta y contra la privatización de los 2000 en Uruguay y la polémica de Alejandra Kollontai y la Oposición Obrera en torno al papel de los sindicatos en la dirección de la Revolución rusa, así como con los planteamientos de Rosa Luxemburgo sobre la huelga combativa y la iniciativa obrera. Dialoga también con las actuales luchas feministas, que han reconfigurado la política de autodeterminación frente a la política de izquierdas en crisis.

La producción de mandatos

Otro aspecto clave se relaciona con la importancia asignada a la política de producción de mandatos populares. Ésta se vincula directamente con la capacidad de autodeterminación sobre los asuntos comunes que a todxs nos afectan y se contrapone a la política de Estado que separa a las personas de estos asuntos comunes y de sus capacidades políticas para gestionarlos.

Conforme la caracterización de Castro, la política de producción de mandatos supone dos dimensiones: por un lado, la producción de mandatos que parten de una decisión colectiva en torno a asuntos comunes concretos, cuya intención es obligar a quienes gobiernan a obedecer; por otro, la creación de mecanismos que hagan posible el sostenimiento de las decisiones tomadas colectivamente.

Las experiencias de lucha frecuentemente nos muestran que la segunda dimensión de la producción de mandatos es la que más se nos dificulta. Nos convoca a preguntarnos: ¿cómo en el curso de la vida cotidiana podemos sostener transformaciones profundas si nos encontramos inmersos en contextos de precarización del trabajo y en los que queda poco tiempo para el seguimiento de lo colectivo? ¿Cómo sostener lo político en medio de las dinámicas de sociedades urbanas, sin caer en la idea de la participación ciudadana, que lo que hace en realidad es cerrar el espacio para la participación real en la gestión de la vida?

Otra de las claves importantes con las que Mandato y autodeterminación abona a las luchas sociales de hoy es la forma distinta de pensar y hacer política por fuera de los marcos estadocentristas que tienden a etiquetar y clasificar, imponiendo un ejercicio de dominación.

Retomando la política de parte

De ahí que el concepto de política de parte que retoma del filósofo español Emanuel Rodríguez sirva para pensar la complejidad y la pluralidad de sujetos que están poniendo en juego problemáticas muy concretas mientras convergen en intereses comunes, sin que ello signifique dejar de lado sus diferencias. Éste puede ser un elemento fundamental para pensar el problema del sostenimiento de mandatos.

Mandato y autodeterminación apuesta por desarmar las versiones más difundidas de la historia de las luchas y entablar diálogos con la historia de los vencidos dentro de los vencidos. La memoria guarda un lugar central en la raíz de las luchas y las rebeldías y es necesario plantearle preguntas del presente para mantener viva una cultura de los antecedentes, para superar la desmovilización y abordar la conflictividad de forma sistemática.

La memoria de la lucha social nos remite a nuestra capacidad colectiva de reinventar palabras que nombren y den sentido a nuestras demandas y experiencias. La definición de la conflictividad en Mandato y autodeterminación desestructura una de las lógicas estadocéntricas, la política de guerra —una política que supone la aniquilación del adversario— para poner en el centro, de forma sistemática, la organización para el cuidado de la vida.

Mandato y autodeterminación nos invita a formular nuestras propias preguntas a las luchas que nos anteceden para encontrar pistas que nos ayuden a andar un camino común en cuyo centro se encuentre la reproducción y el sostenimiento de la vida.

Puedes encontrar el libro en físico en librerías independientes de México, en España con Traficantes de Sueños y en Argentina con Distribuidora La Periférica. También lo encuentras para libre descarga aquí.

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Castro, Diego. Mandato y autodeterminación. Pistas para desarmar la trampa estadocéntrica. Bajo Tierra Ediciones. México, 2023.

Esta reseña fue publicada originalmente en Ojalá. La Fundación Andromeda, que también apoya Ojalá, aportó recursos para la publicación de Mandato y autodeterminación.